Corría el año 2013 y, casi sin pensarlo, nos plantamos en un Riad en Marrakech. La experiencia fue, cuando menos, curiosa. El choque que produce la cultura arabe es impresionante, al menos la primera vez. El pueblo que se caracterizaba por llamar cerdos a todos los europeos, se ha convertido para su desdicha, en un claro ejemplo de inmundicia y falta de higiene.
En cualquier caso las imágenes resultaban llamativas.