Aprovechando una corta visita de la mayor de mis hijas, hicimos una escapada al nacimiento del Río Cuervo y a Cuenca, ya que ella no lo conocía. Todo muy rápido, ida y vuelta en el día… más de 500 km para una brevísima visita a ambos sitios. Aunque creo que mereció la pena. El Cuervo, una vez más y, fundamentalmente, debido al gran aporte que ha tenido este año con el temporal Filomena y lo que ha seguido lloviendo, espectacular. (Pondré algún vídeo grabado por Victoria).
Y Cuenca, tan maravillosa como siempre…. lo que nunca entenderé es la razón de porqué dicen que en Toledo hay cuestas, ¿será que no conocen Cuenca?
Aprovechamos para que también conociera la gastronomía conquense… con relativo éxito. El morteruelo, curiosamente aderezado con canela, sí le gustó. Lo que fue superior a sus fuerzas fue el zarajo que pedí…. demasiado fuerte y además aderezado con ajo y perejil, por si ya el sabor del zarajo no fuera bastante intenso.
A ver si hubiera suerte y en la próxima bajada de mi peque peque (aunque me saca casi una cabeza de estatura) podemos hacer algo parecido.
